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Selva, peleando por una vida digna

Moderadores: Damzel, sandrarf
Usuario Titulo: Selva, peleando por una vida digna

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Publicado: Thursday 03 de October de 2013, 17:11
Hola, buenas,

Quería presentaros a mi perrita Selva y a su compañero de juegos, Simba; dos teckels miniatura de color negro-fuego. Selva sufre de una atrofia cerebelar degenerativa que le ha provocado una pérdida de equilibrio y poco a poco le ha ido limitando su movilidad y quería contaros un poco su historia, ya que la convivencia con estos dos perritos me ha cambiado radicalmente la vida y quiero compartir la experiencia; además, creo que “necesito” contarla.

Yo siempre quise tener un perro, es algo que siempre tuve en mente. En casa de mi abuela pude disfrutar desde pequeño con una perrita mestiza que tenía rasgos de teckel; y desde hace unos 13 años, está otro perrito (sin rasgos concretos) que todavía corretea por el campo hoy día. Pero en casa de mis padres siempre me denegaron esa responsabilidad.

Hace unos 4 años – casi 5 - que me independicé y pensé que era el momento de tener un perro pero como me fui a trabajar a otra comunidad autónoma, consideré que era demasiado problemático y poco agradable para el perro el tener que coger el avión cuando me fuera de vacaciones, ya que las reparto en varias veces al año. Por circunstancias personales, cambié de idea en Abril de este año. Diversos altibajos emocionales me llevaron a la conclusión de que necesitaba un perro que me hiciera compañía y  al que a su vez pudiera dedicarle mi atención.

Bueno, el caso es que una vez decidido que iba a dar el paso por fin, tocaba pensar qué perro necesitaba y qué características debería tener. Estuve informándome un tiempo sobre perros y razas y llegué a la conclusión de que el mejor perro que se adaptaba a mis circunstancias sería un Teckel miniatura, ya que, quitando que sea un perro ladrador,  tenía las características perfectas para adaptarse a mi estilo de vida, tanto por tamaño como por actitud y forma de ser. Estuve mirando casi todas las razas que se pueden encontrar por España pero ésta era la única que tenía esas características que se adaptaban a mí, en el limitado círculo de perros que no le provocaran alergia a mi hermano.

Contacté con una criadora de esta raza que vivía cerca y cría a los perros en su propia casa. Me comentó que tenía a una Teckel de 3 meses que en principio se la iban a quedar para tenerla por casa porque no encontraban comprador pero que podíamos quedar para vernos y a ver si me interesaba. Sobra decir que me enamoré de esa perrita nada más verla. Muy activa y juguetona y además muy guapa. Así que nada, hicimos el contrato de compra, donde se garantizaba la buena salud del perro y las condiciones estándar en que se suelen dar en estos casos; quedamos, fuimos a la revisión en el veterinario y la perrita (la llamé Selva) y yo nos fuimos para casa.

Los primeros momentos fueron una pasada (aunque el viaje en coche lo hizo en el trasportín y lloraba como si la estuvieran matando xD). En cuanto llegó a casa se adaptó perfectamente; se puso a correr y jugar por toda la casa y se acercaba a mí toda contenta para que yo también jugara. Por mi parte, no paraba de hacerle fotos y de grabarla en vídeo. Un amor, vaya.

En cambio, los paseos nunca se le dieron bien. Era pequeñita y tenía miedo así que se me paraba en mitad de la calle y se negaba a caminar. En el parque se lo pasaba bien, todo el mundo la quería y con el paso de los días ya iba teniendo amigos con los que jugar y muchas veces no quería irse del parque. Pero lo que es caminar para ir hasta allí, nunca le gustó demasiado.

Pero bueno, Selva corría y jugaba sin problemas en el parque, pronto hizo su colección de amigos y yo también. De vez en cuando la bajaba a una pista del parque donde los dos nos poníamos a correr y ella lo hacía sin problemas. La cosa iba bien, jugaba bien con otros perros, conmigo corría y en casa se portaba bien y comía sin problema y los dos estábamos felices, además me mostró afecto desde el minuto uno y no lloraba ni me montaba escándalos.


Selva en su nueva casa


Al cabo de un mes y medio o casi dos, empecé a notar que Selva se tropezaba de vez en cuando. Más que nada alguna vez cuando corría o jugaba.

Yo pensaba que como todavía era muy pequeña todavía y que con esas patitas tan cortas, era normal que fuera un poco torpe. La otra gente del parque pensaba lo mismo, así que no le dábamos mayor importancia. Tampoco era algo grave ni mucho menos, al menos aparentemente, ocurría casi de forma anecdótica que muchas veces pensábamos que simplemente había pisado alguna piedra grande o algo.

Pasado un mes más, aproximadamente, los tropiezos no solo seguían sino que además de vez en cuando le resbalaba la pata trasera izquierda; pensaba que sería cosa de la gravilla del parque ya que Selva caminaba perfectamente por la acera y por casa tampoco tenía ningún problema, solo en la gravilla. Sin embargo, me mosqueaba ver que otros cachorros de edad similar no eran nada torpes. Además, una de las características de esta raza, es que los teckel son perros ágiles.

Un veterinario estuvo mirando que efectivamente le resbalaba algo la pata. Me dijo que la llevara caminando un poco por la acera y la estuvo observando. La conclusión a la que llegó es que sí que le resbalaba algo la pata pero que seguramente se le pasaría al desarrollar su cuerpo. Como nunca tuve perro y mi experiencia con ellos se limitaba a ver de vez en cuando a los que había en casa de mi abuela pero poco más, acepté su diagnóstico como fiable.

Poco después decidí llevarla a otro veterinario. No solo no se le pasaba sino que se había agravado considerablemente. Ya no es que tropezara o resbalara, es que incluso se caía de vez en cuando y le costaba mantenerse derecha al caminar sobre baldosas o similar. Por la acera seguía caminando sin problemas pero en cuanto pisaba una superficie resbaladiza o poco firme, empezaban los problemas.

Ahí ya no me hacía falta saber nada de cómo se desarrolla un perro o no, simplemente no era normal. Selva tenía un problema y finalmente era demasiado evidente incluso para un ignorante en estos temas.

En cuanto entré en la consulta del veterinario y vieron a Selva dar dos pasos, no hizo falta ni que la examinaran físicamente, directamente me dijeron “Esto apunta a problema neuronal, llévala a este centro donde hay un veterinario especializado y te sabrá decir qué le pasa”. Me quedé blanco.

LA DESESPERACIÓN

En la clínica me atendió un chico que la verdad es que se le notaba que era un verdadero profesional y no tardó nada en ver el problema y comentarme que, efectivamente, todo apuntaba a un problema neuronal y le estaba fallando el equilibrio.

Había que hacerle una resonancia magnética para averiguar más y a partir de ahí, las noticias fueron de mal en peor. En el momento en que ocurría esto, el problema de Selva se agravaba a ojos vista, cada día era peor que el anterior; empezó a perder la capacidad de caminar correctamente incluso por suelo firme y ladeaba mucho el cuerpo. No tardó en empezar a caerse mientras caminaba y necesitaba mi ayuda para poder pasear sin que se golpeara cada poco; mi trabajo consistía en tirar del arnés hacia arriba cada vez que le fallaban el equilibrio y así evitaba que se diera contra el suelo. Cuantos más días pasaban, más rápido le avanzaba el problema.

Cuando el neurólogo tuvo los resultados, me dio una explicación bastante detallada de la que me costó quedarme con los detalles pero el resumen vino a ser: Selva tuvo un mal desarrollo del cerebelo, quedando éste atrofiado y con un exceso de líquido en la zona. Esto le provocaba la pérdida de equilibrio y dependiendo de cómo evolucionara la enfermedad, el resultado podría llegar a ser fatal.

En cualquier caso, no supo asegurarme qué enfermedad concreta era y nunca habían visto ese caso en un perrito así. Enviaron los resultados a un laboratorio externo del Reino Unido y confirmaron todo lo que ya me habían dicho, aunque tampoco sabían concretar la enfermedad en cuestión.

Lo más probable es que fuera hipoplasia cerebelosa, una enfermedad que también pueden tener los humanos pero que es muy rara (al menos en perros y gatos), según me explicaron y simplemente la perrita tuvo mala suerte al nacer. Y el problema es que no podía asegurarme si era degenerativa o no. Si era degenerativa, llegaría un punto en que perdería la movilidad total y no hay cura para la hipoplasia.

Al contrario de lo que yo pensaba, a Selva no solo le fallaban las patas traseras sino que también las delanteras (aunque en menor medida) y tampoco podía reaccionar correctamente a los estímulos visuales.

De todas formas me dijo que era probable que no fuera degenerativo. Si veía empeoramiento, debía avisarle a la semana y sino, pues llamarlo al cabo de un mes y contarle los progresos para ver cómo evolucionaba.

Los días siguientes fueron desoladores, no podía dejar de pensar que Selva se podía morir. Cada vez que la miraba me ponía a llorar y a pesar de los apoyos de la gente del parque, quienes también querían (y quieren) mucho a Selva, no podía dejar de pensar en lo peor.

En principio no notaba mayor empeoramiento desde la última vez que la habían examinado, se tropezaba y tenía que ayudarla y caminaba de forma errática. Aclarar que nunca ha tenido dolor físico, solo la pérdida de equilibrio y coordinación.

Mientras tanto, hablé con la criadora (con quien mantenía el contacto de vez en cuando, no es que hubiéramos dejado de vernos después de la compra) y le estuve comentado lo que le pasaba. No es que quisiera reclamarle nada porque yo no quería historias ni líos (aunque tuviera derecho, solo me apetecía centrarme en Selva y nada más), simplemente quería comentárselo para que revisara a su perros, por si acaso.

Me ofreció primero cambiarme a Selva por otro perro asegurándome que podría verla cuando quisiera, que la cuidaría ella; Obviamente me negué, Selva era mi compañera y estaba comprometido con ella. Al poco rato de insistirme en esa posibilidad, llegó a ofrecerme otro cachorrito para que le hiciera compañía. También me negué, ya que tener dos perros no era algo que considerara viable en ese momento, teniendo en cuenta las dificultades de cuidar a Selva en el día a día y además teniendo en cuenta el tema de los viajes. En cualquier caso, Selva por aquel entonces seguía disfrutando en el parque, jugando con sus amigos, así que consideré que no lo estaba pasando mal en el sentido de poder relacionarse con otros perros.

Además, que ya digo, yo no iba a reclamar nada a nadie, solo quería comentárselo para que revisara también a sus perros, no quería historias de ningún tipo. Si había hecho un contrato era simplemente porque buscaba un perro con garantías sanitarias ¿Salió mal? Bueno, pues es lo que hay, yo no quería saber nada ni de reclamaciones ni de dejar a mi perrita a la suerte de nadie. Quizás otra persona hubiera reclamado o yo qué sé... pero yo solo quería centrarme en cuidar de Selva lo mejor que pudiera y pasar de todo, ya no me importaba nada más que Selva.

Con el paso de las semanas pude ver que definitivamente la enfermedad seguía avanzando y tuve que llamar al veterinario. Volvieron a examinar a Selva y volvieron a enviar el informe a ese laboratorio externo comentando la evolución del problema.

En ese punto, Selva tenía dificultades bastante importantes para hacer vida normal. Para comer tenía que sujetarla ya que el cuerpo se le iba de lado y le costaba mucho mantenerse de pie, los paseos se habían acortado, en muchas ocasiones la llevaba en brazos hasta el parque (Selva seguía jugando con algunos perritos a pesar de todo) y cuando caminaba, siempre tenía que ir con cuidado de sujetarla bien para que no se golpeara. La única parte positiva es que todavía podía hacer sus necesidades sin ayuda, simplemente le costaba un poco más mantenerse quieta sin caerse.

A la semana, un viernes a las 15:00, me llamaron de la clínica. Habían recibido el informe del laboratorio y estaba claro, la enfermedad era degenerativa y no se podía hacer nada; el consejo que me pudieron dar es que cuando lo considerara adecuado, les llamara y prepararían la eutanasia para Selva, ya no era ninguna medida exagerada, simplemente la enfermedad había avanzado demasiado y no había solución.

Llegué a casa destrozado.

A las 16:00 llamé a otra clínica veterinaria y pedí cita para una consulta con la neuróloga de ese centro.

LA ESPERANZA

Al día siguiente por la mañana fuimos a la clínica. Les llevé la resonancia que le habían hecho y les comenté cómo había empeorado con el tiempo, le hicieron un examen y la vieron intentando caminar. El diagnóstico fue el mismo, la misma posible enfermedad y coincidiendo en que pudiera ser degenerativa y que no se parara nunca. Pero con una salvedad, esta persona sí había tratado anteriormente un caso parecido y había acabado bien.

Me comentó las posibilidades que había y aunque no me garantizó nada ya que es una enfermedad tan rara y no se podía saber a ciencia cierta qué pasaría, al menos me ofreció un tratamiento y una alternativa al sacrificio. El tratamiento consistía en darle corticoides para rebajarle un poco la presión provocada por el exceso de líquido en el cerebelo. No es que sea especialmente sano para el perro pero es mejor que nada.

Además me comentó la posibilidad de hacer rehabilitación en una clínica especializada para ello. Hay una chica que había venido a trabajar a España y tiene una clínica donde rehabilitaba a perros con problemas de movilidad.

Quedamos la semana siguiente, observó a Selva y me comentó el tratamiento que podría hacerle en su clínica. Las sesiones suelen durar aproximadamente una hora. Primeramente, lo que hace Selva es meterse en una especie de bañera donde hay una cinta de caminar dentro del agua, el ejercicio consiste en que camine ayudándose del agua para mantenerse equilibrada, luego yo tengo que ir de un lado a otro de la bañera y ella tiene que venir hacía mí. La verdad es que los primeros días fueron un desastre ya que odia el agua y obviamente eso se le hacía muy extraño y molesto, pero bueno, poco a poco se fue acostumbrando.

La otra parte de la rehabilitación consiste en hacer fototerapia con luces infrarrojas, esa es la parte que le gusta porque solo tiene que estar tumbada. xD Además le hacen masajes y estiramientos para desentumecer los músculos.

A otros perros les hacen terapia con láser o con plataformas de equilibrio, la verdad es que es tienen buen material y parecen muy preparados.

Las sesiones son de dos días a la semana y así estuvimos aproximadamente un mes y medio. Mientras tanto, la enfermedad avanzaba, Selva solo caminaba de vez en cuando por la calle, se volvió mucho más miedosa y solo se prestaba a pasear cuando íbamos de vuelta para casa. En el parque ya no jugaba prácticamente y empezó a volverse arisca con otros perros. Y finalmente tuve que comprarle un arnés para perros discapacitados para que le sujetara la parte de atrás y así pudiera pasear. Tenía que ayudarla para casi todo e incluso ya le costaba bastante hacer pis o caca sin la ayuda del arnés. Llevarla de paseo incluso con el arnés se volvió muy complicado y dificultoso y un paseo de dos minutos se convertía en un paseo de media hora. Me desaconsejaron que le comprara una silla de ruedas porque le podría afectar negativamente a la rehabilitación y además a Selva le fallaban las 4 patas, no solo las traseras (aunque mucho más que las delanteras).

Finalmente, los comentarios de la responsable de la clínica tampoco fueron positivos, la evolución de Selva era mínima o incluso nula. Aunque no me lo indicó expresamente, me dio a entender con sutileza que dormirla para siempre era quizás la opción que quedaba, si yo lo consideraba adecuado, pero que podíamos seguir probando con la rehabilitación.


Selva en rehabilitación.


Mi primer pensamiento fue seguir con la rehabilitación. Pero a los pocos días llevé a Selva al parque y estuvimos jugando los dos en un trozo de césped; la observé un rato y pensé que Selva ya no podía seguir viviendo así. Era casi un vegetal, no quería pasear por el esfuerzo que tenía que hacer, no jugaba con otros perros y en definitiva, no era un perro feliz, su vida se reducía a mirar lo que ocurría a su alrededor y a caerse cuando intentaba caminar. Su único momento de felicidad (o simple excitación) es cuando yo llegaba a casa y ella me recibía moviendo la cola y gimiendo por la emoción.

No sé por qué pero en ese momento quise hablar con la criadora, la llamé y le dije lo que había. Yo estaba realmente frustrado, con la cabeza embotada y no sabía ni lo que quería, si reclamarle algo (el dinero que me había dejado en los veterinarios, por ejemplo, que no era poco) o simplemente hablar. No daré los detalles porque no vienen al caso, solo que ella me volvió a ofrecer otro perrito y le volví a decir que no por las dificultades de cuidar a Selva y por el tema de los viajes pero ante su insistencia, le dije que me lo iba a pensar y se lo diría pronto.

Fui a casa y estuve llorando un buen rato, llamé a mi familia por teléfono y hablando con ellos me estuvieron ofreciendo apoyo porque no sabía qué debía hacer, no podía pensar con mucha claridad. Lo único que tenía en mente es que Selva ya no tenía una vida digna y tenía que dormirla. Pero comentando la posibilidad de tener dos perros y entendiendo la situación, me animaron a que cogiera otro cachorro y a ayudarme en los casos de viaje si era necesario.

Esto fue un sábado por la mañana. El mismo sábado por la tarde, Simba entraba por la puerta de su nuevo hogar.

LA LLEGADA DE SIMBA

Un cachorrito de tres meses y medio, de apariencia idéntica a Selva, excepto porque es un macho. Selva al principio estaba un poco recelosa porque veía cómo un enano llegaba a su casa y empezaba a coger sus juguetes pero bueno, tampoco la cosa fue a mayores.

Los primeros días tuve que frenar un poco a Selva porque se ponía muy celosa, lógicamente, pero no aceptó del todo mal a Simba, el cual empezó a causar en Selva un efecto positivo casi de inmediato. El enano – así lo llamo de vez en cuando xD - aparte de dormir sobre todo quería jugar con Selva, como es normal; y aunque al principio se limitaba a morderle las orejas y escapar, no tardaron en empezar a interactuar y hacerse amigos.

A los pocos días, Selva ya no solo se movía más por celos sino que de vez en cuando se animaba a jugar con Simba y se tiraban sus ratos mordisqueándose el uno al otro, además empezó a estar más animada a la hora de los paseos e incluso en el parque, donde empezó a querer caminar para poder seguir a Simba. Poco a poco, día a día, Selva se animaba más y más.

En unas dos semanas, ya eran bastante amigos, jugaban juntos, comían juntos sin problema y de vez en cuando, dormían uno al lado del otro. Además, muchas veces Simba protesta al caminar si Selva no va a su lado.


Simba, un gamberro


En Agosto me cogí vacaciones y Selva y Simba experimentaron lo que es viaje en avión. Cada uno en su cestita y los dos en cabina, se portaron muy bien y ninguno montó ningún escándalo. Durante este mes, los dos perros empezaron a entretejer unos lazos mucho más fuertes hasta el punto de que si uno no está, el otro llora.

Simba empezó a jugar con otros perros en el parque y Selva ya se animaba a dar paseos y a jugar, estaba animada y se le notaba. Simba también estaba feliz de la vida y claramente los dos perros se complementaban casi a la perfección (salvo pequeños roces por la posesión de juguetes).

Mientras estaba de vacaciones Selva no podía hacer rehabilitación, claro pero se la veía mucho más feliz que antes. Lamentablemente, aunque hubiera mejorado el estado de ánimo, le empezaron a fallar notablemente las patas delanteras, antes solo tenía verdaderos problemas con las traseras pero ahora las de delante también empezaban a temblar y a Selva le costaba más mantenerse con ellas, incluso con ayuda.

Anteriormente, había llegado a la conclusión de que Selva ya no debería seguir adelante si no podía hacer vida normal ni hacer sus necesidades sin ayuda pero viendo lo mucho que había mejorado en su estado de ánimo y también en sus ganas de hacer cosas, decidí que es posible que fuera necesario sacrificarla pero que eso no sería necesario mientras el perro estuviera feliz y no tuviera dolor físico y pudiera ayudarla.

SITUACIÓN ACTUAL

Retomamos la rehabilitación hace poco y además decidí cambiarles de pienso (tomaban Royal Canin) para darles uno que fuera realmente de calidad a ver si ayudaba, así que empecé a darles Acana y ahora tengo intención de darles Orijen (con Acana van un poco “sueltos”. xD).

Entre eso y el final del verano y la bajada de temperaturas, parece que Selva últimamente está mucho más animada.

Poco a poco ha empezado a caminar más y está cogiendo mucha fuerza en las patas. La enfermedad ahí sigue avanzando. Quizás más lentamente pero se lo voy notando; a veces, un día, te das cuenta de que te cuesta más que antes llevarla, que ya no apoya las patas tan bien o simplemente, que tienes que hacer más esfuerzo del habitual para llevarla.

Pero ahora Selva pasea mucho rato en cada salida cuando antes se negaba y tenía que llevarla en brazos. Hay días que quiere animarse a correr incluso (llevándola yo, claro, ella sola no puede). Y últimamente ha dejado de ser miedosa y huraña y deja que otros perros se vayan acercando, ya no solo sus amigos de siempre. Además, a veces ve jugar a Simba con otros perros y ella quiere unirse.

Como anécdota, un día me la encontré que consiguió subirse a una maceta de la terraza ella sola xD y cuando ves que tu perro que hasta hace nada no podía ni dar un paso ha conseguido tener las fuerzas para hacer eso sin ayuda, te dan ganas de llorar de la emoción.

Selva requiere muchos cuidados y dedicación, no tengo tiempo ni de ver la tele. Me cuesta dormir mucho tiempo porque incluso para hacer sus necesidades requiere ayuda, así que intento sacarlos de paseo en cuanto me es posible, no vale eso de quedarse en cama para dormir un rato más aunque sea domingo y que el perro lo haga en el periódico. Para pasear el esfuerzo es considerable, porque hay que sujetarla de forma que ella camine lo más cómoda posible. Los paseos son largos, mucho más largos de lo habitual, un paseo que con Simba nos llevaría 20 minutos, con Selva puede llevar más del doble o el triple, dependiendo de lo animada que esté.

Cuando estamos en casa y quiere beber suele tener el bebedero cerca para que pueda hacerlo ella misma pero sino, también hay que acercarla o acercarle el bebedero; para comer hay que sujetarla y además hay que estar pendiente de ella por si llora por otra cosa o lo que sea. La verdad es que creo que nos entendemos bastante bien, ella sabe cómo tiene que pedir atención y yo cada vez la entiendo más.

Educar a los dos perros es difícil porque hay que estar mayoritariamente pendiente de Selva. Además de que ella, al ser tan dependiente, le ha ido cambiando el carácter y es difícil corregir los malos hábitos que va cogiendo.

Pero todo el esfuerzo se ve recompensado cuando ves los progresos que va haciendo y cuando ves que se pone a jugar con Simba o que quiere correr en el parque a saludar a sus amigos, cuando ves que te mira y se pone contenta. Hay días que acabo un poco de los nervios porque es muy cansado pero es verlos jugar y se me olvida todo.

Simba le ayuda mucho a estar activa y además el enano se porta bastante bien, así que no me la lía demasiado. Los dos se necesitan el uno al otro y eso es algo precioso de ver. Creo que ahora mismo, Selva es feliz y no sufre y Simba también es feliz al estar con Selva.

UNA REFLEXIÓN

Así es cómo están las cosas ahora. Cuando decidí tener un perro no me esperaba para nada esta situación; pero me alegro de que Selva se viniera para mi casa porque creo que con otra persona, ya estaría muerta.

A lo largo de estos meses, muchas personas (que no me conocían de nada) me han hecho comentarios de que ellos la hubieran sacrificado para no sufrir ni ellos ni el animal (¿y qué sabrán si Selva sufre o no? Eso lo sé yo) o incluso gente que conozco en el parque me comentaron que Selva tenía suerte de tenerme como dueño porque ellos no se hubiera visto capaces de cuidarla como toca. Pero yo es que no lo veo como algo raro (el cuidarla) porque pienso que si Selva está mentalmente sana y no tiene dolor y tiene una vida feliz, no hay necesidad de dormirla mientras la pueda seguir ayudando; creo que sería injusto negarle esta oportunidad y más cuando ella se esfuerza tanto y disfruta de la vida.

He buscado bastante por internet cómo cuidar y educar a perros discapacitados pero no viene mucha información (al menos en español). Creo que es porque mucha gente decide sacrificarlos y no me parece ilógico si el perro sufre; pero en mi opinión, si se tiene la oportunidad, debemos ofrecerle a nuestros compañeros una vida digna. Por suerte cada vez hay más gente concienciándose de cuidar a sus perros aunque tengan lesiones o amputaciones o problemas cerebrales y por suerte también hay cada vez más tiendas o centros donde venden artículos que ayudan a mejorar la calidad de vida de estos animales.

Selva, Simba y yo nos vamos abriendo camino y poco a poco, nos vamos entendiendo y complementando mejor. Quizás un día Simba y yo nos tengamos que despedir de Selva antes de lo que nos gustaría porque no pueda vivir decentemente pero pienso que le habré dado una vida digna.

Como ironía, antes de tener a Selva, había visto una web donde animaban a adoptar perros discapacitados. Me dieron lástima pero pensé que no tendría la paciencia necesaria para hacerme cargo y cuidarlos adecuadamente. La vida, que te va dando lecciones.

Solo es una historia más, las habrá más trágicas o complicadas, supongo. Solo quería contar la mía y espero que esta experiencia algún día ayude a otra gente a animarse a cuidar de su perro y no dejarlo de lado.



Simba y Selva. Inseparables.
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ittm

Antiguo Usuario
Publicado: Thursday 03 de October de 2013, 17:56
Preciosa historia  

Yo también creo que las ganas de vivir hay que respetarlas... a pesar de todo y de todos. ¿Quién no sufre de alguna manera en esta vida? si sólo quedaran vivos los seres humanos que no sufren, el planeta estaría vacío... tampoco hace falta ser un perro perfectamente sano para disfrutar de la vida  

P.d. Ahora no me dejes sin saber la evolución de Selva. Sigue entrando a actualizar la cosa XD
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Publicado: Thursday 03 de October de 2013, 18:04
Debo decir que se me calleron unas cuantas lagrimas.

Te felicito por esos dos perritos tan bonitos que tenes!!

Selva se merece todo lo que estas haciendo por ella!!! Y ya tenes el cielo ganado...

Un beso grande, y animos...

Y queremos saber como esta ella...
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Publicado: Friday 04 de October de 2013, 10:07
Hola, gracias por los comentarios y por haber leído la historia. Me ha quedado demasiado larga pero quería contar bien toda la experiencia, espero que más gente se anime a leerla. Ha sido difícil escribirla por recordar los malos momentos pero necesitaba desahogarme un poco.

Por supuesto iré poniendo como evoluciona Selva, de eso no hay duda. De momento está muy animada y ahora la he dejado ahí jugando con Simba, mientras estoy currando.
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Publicado: Friday 04 de October de 2013, 10:58
A mí también se me han caído unas lagrimillas.

Sé lo que es mirar a tu perro y saber que sin tí estaría muerto. Selva y Simba tienen mucha suerte de haberte encontrado. Enhorabuena por ser como eres.

Yo también seguiré tu historia.
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Publicado: Friday 04 de October de 2013, 11:36
Yo estoy lloriqueando en la oficina, mientras mi compañera de enfrente alucina...en fin.

Es una historia maravillosa, ambos tenéis la suerte infinita de haberos encontrado, y Simba no ha podido caer en mejor casa.

Mientras Selva esté feliz, siempre merecerá la pena el enorme esfuerzo que haces por ella. Se me ha venido a la cabeza una cita preciosa de una película (Seabiscuit, os la recomiendo):

"No se tira una vida por la borda sólo porque esté un poco magullada".

Para esto hay que ser muy valiente e infinitamente generoso, te felicito por ser así, ojalá más gente fuera como tú.

Mucha suerte con tu niña y disfrutad de vuestro tiempo juntos, un abrazo.
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Provincia: Baleares
Publicado: Tuesday 08 de October de 2013, 11:46
La verdad es que es un alivio ver que hay gente que te comprende. De verdad que os agradezco que leyerais mi historia y vuestras palabras de ánimo. Estos días Selva vuelve a ir un poco peor pero espero que sea por el calor, a ver si ahora de recupera un poco.
Lamentablemente, noto que el final cada vez está más cerca y da una angustia increíble pero ya digo, mientras Selva esté feliz y no sufra, aquí se queda.

P.D: Le echaré un ojo a esa peli, gracias por la recomendación.
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vanessa89

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vanessa89
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Publicado: Tuesday 08 de October de 2013, 12:50
Uf me he emocionado al leer la historia.
Mucho animo, sigues siendo el angelito de Selva, que suerte ha tenido de caer en tus manos !  
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Bichonhabanero

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Publicado: Tuesday 08 de October de 2013, 17:01
Que historia mas bonita y conmovedora, es gratificante ver que en esta sociedad tan egoista, hay gente como tu , capaz de dar amor sin limites, animo que seguro que estos calores que han hecho nos han dejado a todos un poco tocados, selva saldara adelante por que tiene a su angel particular y simba tambien. Gracias por ser asi y mucha suerte con esa ternura de perrillos que tienes
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flintf

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Publicado: Tuesday 29 de October de 2013, 13:50
Me ha encantado ver, como has llevado la situación tan jorobada, y como has tirado para alante con todas las consecuencias. Ojalá a todos se nos pegue un poco tu fuerza y tu voluntad (así como la de Selva).
A Simba le mandamos besos y abrazos, porque ha contribuido a la recuperación de Selva, y de corazón te deseo lo mejor.
GRACIAS POR CUIDARLES TAN ESTUPENDAMENTE y no rendirte.
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YorkyTerrier

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Edad: 24 años
Provincia: Cádiz
Publicado: Thursday 31 de October de 2013, 15:58
Hola, buenas,

Quería presentaros a mi perrita Selva y a su compañero de juegos, Simba; dos teckels miniatura de color negro-fuego. Selva sufre de una atrofia cerebelar degenerativa que le ha provocado una pérdida de equilibrio y poco a poco le ha ido limitando su movilidad y quería contaros un poco su historia, ya que la convivencia con estos dos perritos me ha cambiado radicalmente la vida y quiero compartir la experiencia; además, creo que “necesito” contarla.

Yo siempre quise tener un perro, es algo que siempre tuve en mente. En casa de mi abuela pude disfrutar desde pequeño con una perrita mestiza que tenía rasgos de teckel; y desde hace unos 13 años, está otro perrito (sin rasgos concretos) que todavía corretea por el campo hoy día. Pero en casa de mis padres siempre me denegaron esa responsabilidad.

Hace unos 4 años – casi 5 - que me independicé y pensé que era el momento de tener un perro pero como me fui a trabajar a otra comunidad autónoma, consideré que era demasiado problemático y poco agradable para el perro el tener que coger el avión cuando me fuera de vacaciones, ya que las reparto en varias veces al año. Por circunstancias personales, cambié de idea en Abril de este año. Diversos altibajos emocionales me llevaron a la conclusión de que necesitaba un perro que me hiciera compañía y  al que a su vez pudiera dedicarle mi atención.

Bueno, el caso es que una vez decidido que iba a dar el paso por fin, tocaba pensar qué perro necesitaba y qué características debería tener. Estuve informándome un tiempo sobre perros y razas y llegué a la conclusión de que el mejor perro que se adaptaba a mis circunstancias sería un Teckel miniatura, ya que, quitando que sea un perro ladrador,  tenía las características perfectas para adaptarse a mi estilo de vida, tanto por tamaño como por actitud y forma de ser. Estuve mirando casi todas las razas que se pueden encontrar por España pero ésta era la única que tenía esas características que se adaptaban a mí, en el limitado círculo de perros que no le provocaran alergia a mi hermano.

Contacté con una criadora de esta raza que vivía cerca y cría a los perros en su propia casa. Me comentó que tenía a una Teckel de 3 meses que en principio se la iban a quedar para tenerla por casa porque no encontraban comprador pero que podíamos quedar para vernos y a ver si me interesaba. Sobra decir que me enamoré de esa perrita nada más verla. Muy activa y juguetona y además muy guapa. Así que nada, hicimos el contrato de compra, donde se garantizaba la buena salud del perro y las condiciones estándar en que se suelen dar en estos casos; quedamos, fuimos a la revisión en el veterinario y la perrita (la llamé Selva) y yo nos fuimos para casa.

Los primeros momentos fueron una pasada (aunque el viaje en coche lo hizo en el trasportín y lloraba como si la estuvieran matando xD). En cuanto llegó a casa se adaptó perfectamente; se puso a correr y jugar por toda la casa y se acercaba a mí toda contenta para que yo también jugara. Por mi parte, no paraba de hacerle fotos y de grabarla en vídeo. Un amor, vaya.

En cambio, los paseos nunca se le dieron bien. Era pequeñita y tenía miedo así que se me paraba en mitad de la calle y se negaba a caminar. En el parque se lo pasaba bien, todo el mundo la quería y con el paso de los días ya iba teniendo amigos con los que jugar y muchas veces no quería irse del parque. Pero lo que es caminar para ir hasta allí, nunca le gustó demasiado.

Pero bueno, Selva corría y jugaba sin problemas en el parque, pronto hizo su colección de amigos y yo también. De vez en cuando la bajaba a una pista del parque donde los dos nos poníamos a correr y ella lo hacía sin problemas. La cosa iba bien, jugaba bien con otros perros, conmigo corría y en casa se portaba bien y comía sin problema y los dos estábamos felices, además me mostró afecto desde el minuto uno y no lloraba ni me montaba escándalos.


Selva en su nueva casa


Al cabo de un mes y medio o casi dos, empecé a notar que Selva se tropezaba de vez en cuando. Más que nada alguna vez cuando corría o jugaba.

Yo pensaba que como todavía era muy pequeña todavía y que con esas patitas tan cortas, era normal que fuera un poco torpe. La otra gente del parque pensaba lo mismo, así que no le dábamos mayor importancia. Tampoco era algo grave ni mucho menos, al menos aparentemente, ocurría casi de forma anecdótica que muchas veces pensábamos que simplemente había pisado alguna piedra grande o algo.

Pasado un mes más, aproximadamente, los tropiezos no solo seguían sino que además de vez en cuando le resbalaba la pata trasera izquierda; pensaba que sería cosa de la gravilla del parque ya que Selva caminaba perfectamente por la acera y por casa tampoco tenía ningún problema, solo en la gravilla. Sin embargo, me mosqueaba ver que otros cachorros de edad similar no eran nada torpes. Además, una de las características de esta raza, es que los teckel son perros ágiles.

Un veterinario estuvo mirando que efectivamente le resbalaba algo la pata. Me dijo que la llevara caminando un poco por la acera y la estuvo observando. La conclusión a la que llegó es que sí que le resbalaba algo la pata pero que seguramente se le pasaría al desarrollar su cuerpo. Como nunca tuve perro y mi experiencia con ellos se limitaba a ver de vez en cuando a los que había en casa de mi abuela pero poco más, acepté su diagnóstico como fiable.

Poco después decidí llevarla a otro veterinario. No solo no se le pasaba sino que se había agravado considerablemente. Ya no es que tropezara o resbalara, es que incluso se caía de vez en cuando y le costaba mantenerse derecha al caminar sobre baldosas o similar. Por la acera seguía caminando sin problemas pero en cuanto pisaba una superficie resbaladiza o poco firme, empezaban los problemas.

Ahí ya no me hacía falta saber nada de cómo se desarrolla un perro o no, simplemente no era normal. Selva tenía un problema y finalmente era demasiado evidente incluso para un ignorante en estos temas.

En cuanto entré en la consulta del veterinario y vieron a Selva dar dos pasos, no hizo falta ni que la examinaran físicamente, directamente me dijeron “Esto apunta a problema neuronal, llévala a este centro donde hay un veterinario especializado y te sabrá decir qué le pasa”. Me quedé blanco.

LA DESESPERACIÓN

En la clínica me atendió un chico que la verdad es que se le notaba que era un verdadero profesional y no tardó nada en ver el problema y comentarme que, efectivamente, todo apuntaba a un problema neuronal y le estaba fallando el equilibrio.

Había que hacerle una resonancia magnética para averiguar más y a partir de ahí, las noticias fueron de mal en peor. En el momento en que ocurría esto, el problema de Selva se agravaba a ojos vista, cada día era peor que el anterior; empezó a perder la capacidad de caminar correctamente incluso por suelo firme y ladeaba mucho el cuerpo. No tardó en empezar a caerse mientras caminaba y necesitaba mi ayuda para poder pasear sin que se golpeara cada poco; mi trabajo consistía en tirar del arnés hacia arriba cada vez que le fallaban el equilibrio y así evitaba que se diera contra el suelo. Cuantos más días pasaban, más rápido le avanzaba el problema.

Cuando el neurólogo tuvo los resultados, me dio una explicación bastante detallada de la que me costó quedarme con los detalles pero el resumen vino a ser: Selva tuvo un mal desarrollo del cerebelo, quedando éste atrofiado y con un exceso de líquido en la zona. Esto le provocaba la pérdida de equilibrio y dependiendo de cómo evolucionara la enfermedad, el resultado podría llegar a ser fatal.

En cualquier caso, no supo asegurarme qué enfermedad concreta era y nunca habían visto ese caso en un perrito así. Enviaron los resultados a un laboratorio externo del Reino Unido y confirmaron todo lo que ya me habían dicho, aunque tampoco sabían concretar la enfermedad en cuestión.

Lo más probable es que fuera hipoplasia cerebelosa, una enfermedad que también pueden tener los humanos pero que es muy rara (al menos en perros y gatos), según me explicaron y simplemente la perrita tuvo mala suerte al nacer. Y el problema es que no podía asegurarme si era degenerativa o no. Si era degenerativa, llegaría un punto en que perdería la movilidad total y no hay cura para la hipoplasia.

Al contrario de lo que yo pensaba, a Selva no solo le fallaban las patas traseras sino que también las delanteras (aunque en menor medida) y tampoco podía reaccionar correctamente a los estímulos visuales.

De todas formas me dijo que era probable que no fuera degenerativo. Si veía empeoramiento, debía avisarle a la semana y sino, pues llamarlo al cabo de un mes y contarle los progresos para ver cómo evolucionaba.

Los días siguientes fueron desoladores, no podía dejar de pensar que Selva se podía morir. Cada vez que la miraba me ponía a llorar y a pesar de los apoyos de la gente del parque, quienes también querían (y quieren) mucho a Selva, no podía dejar de pensar en lo peor.

En principio no notaba mayor empeoramiento desde la última vez que la habían examinado, se tropezaba y tenía que ayudarla y caminaba de forma errática. Aclarar que nunca ha tenido dolor físico, solo la pérdida de equilibrio y coordinación.

Mientras tanto, hablé con la criadora (con quien mantenía el contacto de vez en cuando, no es que hubiéramos dejado de vernos después de la compra) y le estuve comentado lo que le pasaba. No es que quisiera reclamarle nada porque yo no quería historias ni líos (aunque tuviera derecho, solo me apetecía centrarme en Selva y nada más), simplemente quería comentárselo para que revisara a su perros, por si acaso.

Me ofreció primero cambiarme a Selva por otro perro asegurándome que podría verla cuando quisiera, que la cuidaría ella; Obviamente me negué, Selva era mi compañera y estaba comprometido con ella. Al poco rato de insistirme en esa posibilidad, llegó a ofrecerme otro cachorrito para que le hiciera compañía. También me negué, ya que tener dos perros no era algo que considerara viable en ese momento, teniendo en cuenta las dificultades de cuidar a Selva en el día a día y además teniendo en cuenta el tema de los viajes. En cualquier caso, Selva por aquel entonces seguía disfrutando en el parque, jugando con sus amigos, así que consideré que no lo estaba pasando mal en el sentido de poder relacionarse con otros perros.

Además, que ya digo, yo no iba a reclamar nada a nadie, solo quería comentárselo para que revisara también a sus perros, no quería historias de ningún tipo. Si había hecho un contrato era simplemente porque buscaba un perro con garantías sanitarias ¿Salió mal? Bueno, pues es lo que hay, yo no quería saber nada ni de reclamaciones ni de dejar a mi perrita a la suerte de nadie. Quizás otra persona hubiera reclamado o yo qué sé... pero yo solo quería centrarme en cuidar de Selva lo mejor que pudiera y pasar de todo, ya no me importaba nada más que Selva.

Con el paso de las semanas pude ver que definitivamente la enfermedad seguía avanzando y tuve que llamar al veterinario. Volvieron a examinar a Selva y volvieron a enviar el informe a ese laboratorio externo comentando la evolución del problema.

En ese punto, Selva tenía dificultades bastante importantes para hacer vida normal. Para comer tenía que sujetarla ya que el cuerpo se le iba de lado y le costaba mucho mantenerse de pie, los paseos se habían acortado, en muchas ocasiones la llevaba en brazos hasta el parque (Selva seguía jugando con algunos perritos a pesar de todo) y cuando caminaba, siempre tenía que ir con cuidado de sujetarla bien para que no se golpeara. La única parte positiva es que todavía podía hacer sus necesidades sin ayuda, simplemente le costaba un poco más mantenerse quieta sin caerse.

A la semana, un viernes a las 15:00, me llamaron de la clínica. Habían recibido el informe del laboratorio y estaba claro, la enfermedad era degenerativa y no se podía hacer nada; el consejo que me pudieron dar es que cuando lo considerara adecuado, les llamara y prepararían la eutanasia para Selva, ya no era ninguna medida exagerada, simplemente la enfermedad había avanzado demasiado y no había solución.

Llegué a casa destrozado.

A las 16:00 llamé a otra clínica veterinaria y pedí cita para una consulta con la neuróloga de ese centro.

LA ESPERANZA

Al día siguiente por la mañana fuimos a la clínica. Les llevé la resonancia que le habían hecho y les comenté cómo había empeorado con el tiempo, le hicieron un examen y la vieron intentando caminar. El diagnóstico fue el mismo, la misma posible enfermedad y coincidiendo en que pudiera ser degenerativa y que no se parara nunca. Pero con una salvedad, esta persona sí había tratado anteriormente un caso parecido y había acabado bien.

Me comentó las posibilidades que había y aunque no me garantizó nada ya que es una enfermedad tan rara y no se podía saber a ciencia cierta qué pasaría, al menos me ofreció un tratamiento y una alternativa al sacrificio. El tratamiento consistía en darle corticoides para rebajarle un poco la presión provocada por el exceso de líquido en el cerebelo. No es que sea especialmente sano para el perro pero es mejor que nada.

Además me comentó la posibilidad de hacer rehabilitación en una clínica especializada para ello. Hay una chica que había venido a trabajar a España y tiene una clínica donde rehabilitaba a perros con problemas de movilidad.

Quedamos la semana siguiente, observó a Selva y me comentó el tratamiento que podría hacerle en su clínica. Las sesiones suelen durar aproximadamente una hora. Primeramente, lo que hace Selva es meterse en una especie de bañera donde hay una cinta de caminar dentro del agua, el ejercicio consiste en que camine ayudándose del agua para mantenerse equilibrada, luego yo tengo que ir de un lado a otro de la bañera y ella tiene que venir hacía mí. La verdad es que los primeros días fueron un desastre ya que odia el agua y obviamente eso se le hacía muy extraño y molesto, pero bueno, poco a poco se fue acostumbrando.

La otra parte de la rehabilitación consiste en hacer fototerapia con luces infrarrojas, esa es la parte que le gusta porque solo tiene que estar tumbada. xD Además le hacen masajes y estiramientos para desentumecer los músculos.

A otros perros les hacen terapia con láser o con plataformas de equilibrio, la verdad es que es tienen buen material y parecen muy preparados.

Las sesiones son de dos días a la semana y así estuvimos aproximadamente un mes y medio. Mientras tanto, la enfermedad avanzaba, Selva solo caminaba de vez en cuando por la calle, se volvió mucho más miedosa y solo se prestaba a pasear cuando íbamos de vuelta para casa. En el parque ya no jugaba prácticamente y empezó a volverse arisca con otros perros. Y finalmente tuve que comprarle un arnés para perros discapacitados para que le sujetara la parte de atrás y así pudiera pasear. Tenía que ayudarla para casi todo e incluso ya le costaba bastante hacer pis o caca sin la ayuda del arnés. Llevarla de paseo incluso con el arnés se volvió muy complicado y dificultoso y un paseo de dos minutos se convertía en un paseo de media hora. Me desaconsejaron que le comprara una silla de ruedas porque le podría afectar negativamente a la rehabilitación y además a Selva le fallaban las 4 patas, no solo las traseras (aunque mucho más que las delanteras).

Finalmente, los comentarios de la responsable de la clínica tampoco fueron positivos, la evolución de Selva era mínima o incluso nula. Aunque no me lo indicó expresamente, me dio a entender con sutileza que dormirla para siempre era quizás la opción que quedaba, si yo lo consideraba adecuado, pero que podíamos seguir probando con la rehabilitación.


Selva en rehabilitación.


Mi primer pensamiento fue seguir con la rehabilitación. Pero a los pocos días llevé a Selva al parque y estuvimos jugando los dos en un trozo de césped; la observé un rato y pensé que Selva ya no podía seguir viviendo así. Era casi un vegetal, no quería pasear por el esfuerzo que tenía que hacer, no jugaba con otros perros y en definitiva, no era un perro feliz, su vida se reducía a mirar lo que ocurría a su alrededor y a caerse cuando intentaba caminar. Su único momento de felicidad (o simple excitación) es cuando yo llegaba a casa y ella me recibía moviendo la cola y gimiendo por la emoción.

No sé por qué pero en ese momento quise hablar con la criadora, la llamé y le dije lo que había. Yo estaba realmente frustrado, con la cabeza embotada y no sabía ni lo que quería, si reclamarle algo (el dinero que me había dejado en los veterinarios, por ejemplo, que no era poco) o simplemente hablar. No daré los detalles porque no vienen al caso, solo que ella me volvió a ofrecer otro perrito y le volví a decir que no por las dificultades de cuidar a Selva y por el tema de los viajes pero ante su insistencia, le dije que me lo iba a pensar y se lo diría pronto.

Fui a casa y estuve llorando un buen rato, llamé a mi familia por teléfono y hablando con ellos me estuvieron ofreciendo apoyo porque no sabía qué debía hacer, no podía pensar con mucha claridad. Lo único que tenía en mente es que Selva ya no tenía una vida digna y tenía que dormirla. Pero comentando la posibilidad de tener dos perros y entendiendo la situación, me animaron a que cogiera otro cachorro y a ayudarme en los casos de viaje si era necesario.

Esto fue un sábado por la mañana. El mismo sábado por la tarde, Simba entraba por la puerta de su nuevo hogar.

LA LLEGADA DE SIMBA

Un cachorrito de tres meses y medio, de apariencia idéntica a Selva, excepto porque es un macho. Selva al principio estaba un poco recelosa porque veía cómo un enano llegaba a su casa y empezaba a coger sus juguetes pero bueno, tampoco la cosa fue a mayores.

Los primeros días tuve que frenar un poco a Selva porque se ponía muy celosa, lógicamente, pero no aceptó del todo mal a Simba, el cual empezó a causar en Selva un efecto positivo casi de inmediato. El enano – así lo llamo de vez en cuando xD - aparte de dormir sobre todo quería jugar con Selva, como es normal; y aunque al principio se limitaba a morderle las orejas y escapar, no tardaron en empezar a interactuar y hacerse amigos.

A los pocos días, Selva ya no solo se movía más por celos sino que de vez en cuando se animaba a jugar con Simba y se tiraban sus ratos mordisqueándose el uno al otro, además empezó a estar más animada a la hora de los paseos e incluso en el parque, donde empezó a querer caminar para poder seguir a Simba. Poco a poco, día a día, Selva se animaba más y más.

En unas dos semanas, ya eran bastante amigos, jugaban juntos, comían juntos sin problema y de vez en cuando, dormían uno al lado del otro. Además, muchas veces Simba protesta al caminar si Selva no va a su lado.


Simba, un gamberro


En Agosto me cogí vacaciones y Selva y Simba experimentaron lo que es viaje en avión. Cada uno en su cestita y los dos en cabina, se portaron muy bien y ninguno montó ningún escándalo. Durante este mes, los dos perros empezaron a entretejer unos lazos mucho más fuertes hasta el punto de que si uno no está, el otro llora.

Simba empezó a jugar con otros perros en el parque y Selva ya se animaba a dar paseos y a jugar, estaba animada y se le notaba. Simba también estaba feliz de la vida y claramente los dos perros se complementaban casi a la perfección (salvo pequeños roces por la posesión de juguetes).

Mientras estaba de vacaciones Selva no podía hacer rehabilitación, claro pero se la veía mucho más feliz que antes. Lamentablemente, aunque hubiera mejorado el estado de ánimo, le empezaron a fallar notablemente las patas delanteras, antes solo tenía verdaderos problemas con las traseras pero ahora las de delante también empezaban a temblar y a Selva le costaba más mantenerse con ellas, incluso con ayuda.

Anteriormente, había llegado a la conclusión de que Selva ya no debería seguir adelante si no podía hacer vida normal ni hacer sus necesidades sin ayuda pero viendo lo mucho que había mejorado en su estado de ánimo y también en sus ganas de hacer cosas, decidí que es posible que fuera necesario sacrificarla pero que eso no sería necesario mientras el perro estuviera feliz y no tuviera dolor físico y pudiera ayudarla.

SITUACIÓN ACTUAL

Retomamos la rehabilitación hace poco y además decidí cambiarles de pienso (tomaban Royal Canin) para darles uno que fuera realmente de calidad a ver si ayudaba, así que empecé a darles Acana y ahora tengo intención de darles Orijen (con Acana van un poco “sueltos”. xD).

Entre eso y el final del verano y la bajada de temperaturas, parece que Selva últimamente está mucho más animada.

Poco a poco ha empezado a caminar más y está cogiendo mucha fuerza en las patas. La enfermedad ahí sigue avanzando. Quizás más lentamente pero se lo voy notando; a veces, un día, te das cuenta de que te cuesta más que antes llevarla, que ya no apoya las patas tan bien o simplemente, que tienes que hacer más esfuerzo del habitual para llevarla.

Pero ahora Selva pasea mucho rato en cada salida cuando antes se negaba y tenía que llevarla en brazos. Hay días que quiere animarse a correr incluso (llevándola yo, claro, ella sola no puede). Y últimamente ha dejado de ser miedosa y huraña y deja que otros perros se vayan acercando, ya no solo sus amigos de siempre. Además, a veces ve jugar a Simba con otros perros y ella quiere unirse.

Como anécdota, un día me la encontré que consiguió subirse a una maceta de la terraza ella sola xD y cuando ves que tu perro que hasta hace nada no podía ni dar un paso ha conseguido tener las fuerzas para hacer eso sin ayuda, te dan ganas de llorar de la emoción.

Selva requiere muchos cuidados y dedicación, no tengo tiempo ni de ver la tele. Me cuesta dormir mucho tiempo porque incluso para hacer sus necesidades requiere ayuda, así que intento sacarlos de paseo en cuanto me es posible, no vale eso de quedarse en cama para dormir un rato más aunque sea domingo y que el perro lo haga en el periódico. Para pasear el esfuerzo es considerable, porque hay que sujetarla de forma que ella camine lo más cómoda posible. Los paseos son largos, mucho más largos de lo habitual, un paseo que con Simba nos llevaría 20 minutos, con Selva puede llevar más del doble o el triple, dependiendo de lo animada que esté.

Cuando estamos en casa y quiere beber suele tener el bebedero cerca para que pueda hacerlo ella misma pero sino, también hay que acercarla o acercarle el bebedero; para comer hay que sujetarla y además hay que estar pendiente de ella por si llora por otra cosa o lo que sea. La verdad es que creo que nos entendemos bastante bien, ella sabe cómo tiene que pedir atención y yo cada vez la entiendo más.

Educar a los dos perros es difícil porque hay que estar mayoritariamente pendiente de Selva. Además de que ella, al ser tan dependiente, le ha ido cambiando el carácter y es difícil corregir los malos hábitos que va cogiendo.

Pero todo el esfuerzo se ve recompensado cuando ves los progresos que va haciendo y cuando ves que se pone a jugar con Simba o que quiere correr en el parque a saludar a sus amigos, cuando ves que te mira y se pone contenta. Hay días que acabo un poco de los nervios porque es muy cansado pero es verlos jugar y se me olvida todo.

Simba le ayuda mucho a estar activa y además el enano se porta bastante bien, así que no me la lía demasiado. Los dos se necesitan el uno al otro y eso es algo precioso de ver. Creo que ahora mismo, Selva es feliz y no sufre y Simba también es feliz al estar con Selva.

UNA REFLEXIÓN

Así es cómo están las cosas ahora. Cuando decidí tener un perro no me esperaba para nada esta situación; pero me alegro de que Selva se viniera para mi casa porque creo que con otra persona, ya estaría muerta.

A lo largo de estos meses, muchas personas (que no me conocían de nada) me han hecho comentarios de que ellos la hubieran sacrificado para no sufrir ni ellos ni el animal (¿y qué sabrán si Selva sufre o no? Eso lo sé yo) o incluso gente que conozco en el parque me comentaron que Selva tenía suerte de tenerme como dueño porque ellos no se hubiera visto capaces de cuidarla como toca. Pero yo es que no lo veo como algo raro (el cuidarla) porque pienso que si Selva está mentalmente sana y no tiene dolor y tiene una vida feliz, no hay necesidad de dormirla mientras la pueda seguir ayudando; creo que sería injusto negarle esta oportunidad y más cuando ella se esfuerza tanto y disfruta de la vida.

He buscado bastante por internet cómo cuidar y educar a perros discapacitados pero no viene mucha información (al menos en español). Creo que es porque mucha gente decide sacrificarlos y no me parece ilógico si el perro sufre; pero en mi opinión, si se tiene la oportunidad, debemos ofrecerle a nuestros compañeros una vida digna. Por suerte cada vez hay más gente concienciándose de cuidar a sus perros aunque tengan lesiones o amputaciones o problemas cerebrales y por suerte también hay cada vez más tiendas o centros donde venden artículos que ayudan a mejorar la calidad de vida de estos animales.

Selva, Simba y yo nos vamos abriendo camino y poco a poco, nos vamos entendiendo y complementando mejor. Quizás un día Simba y yo nos tengamos que despedir de Selva antes de lo que nos gustaría porque no pueda vivir decentemente pero pienso que le habré dado una vida digna.

Como ironía, antes de tener a Selva, había visto una web donde animaban a adoptar perros discapacitados. Me dieron lástima pero pensé que no tendría la paciencia necesaria para hacerme cargo y cuidarlos adecuadamente. La vida, que te va dando lecciones.

Solo es una historia más, las habrá más trágicas o complicadas, supongo. Solo quería contar la mía y espero que esta experiencia algún día ayude a otra gente a animarse a cuidar de su perro y no dejarlo de lado.



Simba y Selva. Inseparables.

¿Qué decir? Leída toda, y me has conmovido! Eres una gran persona  
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Usuario Titulo: Selva, peleando por una vida digna

GriM

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GriM
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Edad: 36 años
Provincia: Barcelona
Publicado: Sunday 03 de November de 2013, 12:59
Aldehido no tengo palabras para expresar mi admiración hacia ti. Porque aunque todos aquí somos amantes de los perros no se si todos haríamos lo que tu haces. Yo tengo claro que si a alguno de mis perros les pasa algo así ahí estaré yo dejándome la piel. Lo que no tengo tan claro es que si desde cachorro hubiese sido así si lo habría hecho. Y siéndote sincera una cosa es que le pase eso a uno de mis perros, y otra que me pase con un cachorro que hace nada que tengo.

De hecho yo si devolví un cachorro con un problema neurológico, aunque no es el mismo caso porque mi perro no era consciente de que vivía, o no como selva. No era un perro normal. Ni tenía amistades, ni creaba vínculos ni era capaz de tener una personalidad propia. Eso si estaba vivo, caminaba y corría y a saber como hubiese acabado de adulto pues con 5 meses parecía un Galgo siendo un Border Collie porque se estaba formando de forma muy extraña.

No creo que decidir sacrificar o no a tu perro esté mal o bien, como tu bien dices es una decisión que solo el dueño puede tomar. Y es muy dura de tomar. Mucho. A veces no sabes que es lo correcto. También tuve que sacrificar a mi perra con 4 años porque se atragantó con un trozo de comida y la falta de oxigeno le causó daños en el cerebro que parecían irreparables. En ese momento decidí que lo mejor era sacrificarla. Ahora quizá no lo hubiese hecho o no tan rapido. Todo depende de las cosas que vivamos, como las sintamos y tambien la fuerza que uno saca para tirar adelante esa situación, siempre en beneficio del animal.


Me impresiona tu historia, y creo que estás haciendo lo correcto y que eres muy muy capaz de ver con claridad cual es la mejor opción en ese momento, También hay que decir que los recursos económicos de los que dispongas en ese momento también influyen en las decisiones que tomas. Porque a ver cuantos podrían costear una rehabilitación a largo plazo. O pagar una resonancia magnética. (aunque esto es mas fácil entre comillas que la gente lo haga)

En fin muchísimos ánimos para ti para Simba y para Selva.

Estaremos siguiendo tu evolución contigo.
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